Diriges una escuela o centro escolar. Al comienzo de curso tienes una misión clara y estas lleno de energía. Alumnos nuevos ¡Comenzamos!
Llegan las primeras reuniones con familias, claustros con docentes, muchas tareas que organizar, nuevas actividades y tras los primeros meses empiezas a notar que no llegas a todo lo que te has propuesto.
Seguro que cuentas con un equipo estupendo pero ¿Tienes tiempo de cuidarlo? ¿Te aseguras que todos estén bien? ¿Se están llevando a cabo todas las ideas y propuestas? ¿Crees que podrías delegar en ellos para hacer frente a todos tus pendientes?
¿Has notado a tu equipo como «pollos sin cabeza»? ¿Crees que apagar fuegos a diario te deja tiempo para pensar en estrategia, innovación y esas mejoras que tenías pensadas? ¿Recuerdas los objetivos que con tanta ilusión te marcaste a comienzo de curso?